Se estima que más del 25 por ciento de los niños en edad escolar padece problemas visuales, como miopía, ojo vago y astigmatismo.
Un detalle, se está observando un aumento de niños miopes debido al uso excesivo del ordenador, tablets y smartphones, es decir, por hacer un sobresfuerzo para leer de cerca y en pantallas que, en muchas ocasiones, no presentan las características adecuadas para la lectura prolongada.
Ahora que va a dar comienzo el nuevo curso es un buen momento para llevar al niño a una óptica y que le realicen una revisión, en la que no sólo se comprueba que puede ver bien a una cierta distancia, sino que también se evalúa la coordinación ocular, las habilidades de enfoque y el estado de salud de sus ojos; mientras que esta revisión también puede ser la clave para detectar alguna enfermedad.
Se recomienda que el primer examen ocular se realice a los seis meses de edad, y a menos que se detecte algún problema, hacer el siguiente a los tres años, de nuevo antes de comenzar el colegio, para ya pasar a las revisiones anuales.
Un niño, especialmente en edades tempranas, no suele quejarse de que no ve bien, porque piensa que lo que aprecia es lo correcto. No tiene la capacidad para llegar a la conclusión de que si no es capaz de ver bien la pizarra o se le juntan las letras al leer es porque tiene un problema visual. Por ello, en vez de preguntarle es mejor observar sus reacciones, movimientos y respuestas ante un estímulo visual. En este caso los padres y profesores deben permanecer atentos y hablar entre ellos si observan algo “raro” que delate un defecto refractivo en el niño, como puede ser:
- Rechaza leer, no le gusta ni le interesa.
- Tiene dificultades para leer correctamente, aunque ya está en edad de hacerlo.
- Se salta líneas del texto y cambia las sílabas de las palabras.
- No es capaz de explicar lo que acaba de leer porque no lo entiende ni lo retiene en la memoria.
- Hace movimientos raros con la cabeza cuando lee, la gira o mueve el libro.
- Se acerca demasiado al cuaderno al escribir y al libro al leer.
- Le lloran los ojos cuando está haciendo los deberes y/o se les ponen rojos.
- Parpadea de forma continua o frunce el ceño en clase al fijarse en la pizarra.
- Le duele la cabeza cuando sale de clase o al hacer los deberes.
Si el pequeño de la casa presenta alguno de estos síntomas o parecidos, acude al Óptico-Optometrista para que te explique qué le ocurre y pueda ponerle en tratamiento.
Las cifras no engañan, según los datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas un tercio de los casos de fracaso escolar está directamnte relacionado con problemas visuales sin corregir. No nos debe extrañar esta relación, ya que un 80 por ciento de la información que los niños reciben durante las actividades escolares es a través de los ojos, siendo de un cien por cien cuando nos referimos a las tareas de lectura.
Gozar de una buena visión es importante a cualquier edad, pero lo es mas durante la infancia. Por eso, acude a tu Óptico -Optometrista de confianza una vez al año antes de que el curso comience, así irá bien preparado para todo su aprendizaje.
Datos sustraídos de FUNSAVI.