Hoy os traemos a nuestro blog el resultado de un informe realizado por la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa y facilitado por Visión y Vida.
Los conductores con mala visión tienen tres veces más accidentes que el resto de conductores.
- Uno de cada cuatro conductores conduce con agudeza visual binocular inferior al límite exigido al conductor profesional (0,8) y puede ser debido a que no llevan la graduación actualizada. Lo normal es 1.
- 7 millones (27,2%) de conductores tienen, al menos, una deficiencia visual que afecta a la conducción.
- 600.000 españoles se ponen al volante con una agudeza inferior a lo obligado por la Ley (0,5).
Estas son tres de las conclusiones más relevantes presentadas por la asociación de utilidad pública Visión y Vida en el Congreso de los Diputados el 4 de abril de este año.
Su informe “El estado de la salud visual de los conductores en España, 2017”, realizado por la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa, Universitat Politècnica de Catalunya y financiado por la propia asociación con ayuda de FEDAO y Correos Express, actualiza los datos de la primera edición del mismo, presentado en 2011, en el que se concluyó que cerca de 6 millones de conductores en España circulaban con problemas visuales y, de estos, 1 millón ni siquiera debería conducir.
Por primera vez en España, existe una relación directa entre mala visión y accidentalidad: aquellos conductores con mala visión (0,4 de agudeza visual, por debajo del mínimo legal) tienen tres veces más accidentes que el resto de conductores. A día de hoy, en nuestras carreteras hay 600.000 conductores que estarían circulando con una agudeza visual inferior a lo requerido por Ley, es decir, a 0,5.
Además, 6,5 millones de conductores se ponen al volante con una agudeza visual inferior a 0,8, que es la exigida al conductor profesional. La literatura científica establece que casi el 100% de la población hasta los 65 años debería alcanzar el 100% (Agudeza visual = 1) con la corrección adecuada.
A día de hoy, el 27,2% de los conductores –unos 7 millones- tienen, por lo menos, una deficiencia visual que afecta a la conducción. Si tenemos en cuenta que el 90% de la información que recibimos para la toma de decisiones es a través de los ojos y que, en la carretera, tomamos unas 15 decisiones por cada kilómetro recorrido, un problema visual no resuelto puede poner en riesgo la vida del conductor.
Teniendo en cuenta que de noche la visión de la mayoría de los conductores se miopiza, aquellos con una visión límite no serían considerados aptos si fuesen revisados en simulaciones de conducción nocturna (escotópica).
Por ejemplo, un conductor de más de 55 años necesita 8 veces más tiempo para recuperarse de un deslumbramiento que uno joven; o uno de 45, cuatro veces más luz que uno joven para poder distinguir el contenido de las señales. Por ello, que un conductor rechace utilizar sus gafas de sol (solo el 16% de los conductores las usan) o que lleve unas gafas con su graduación sin actualizar, pueden tener unas consecuencias trágicas.